Compartimos con ustedes la homilía del Provincial, P. Eugenio Valenzuela, para los últimos votos de Carlos (junto con algunas fotos)
QUE SUS RODILLAS
Y TODO SU SER
SE HUNDA
EN ESTA TIERRA
Homilía del Padre Provincial
Eucaristía Últimos Votos
P. Carlos Bresciani S.J. y
Agüita de los Padre, Elicura
15 de diciembre de 2012
Eucaristía Últimos Votos
P. Carlos Bresciani S.J. y
Agüita de los Padre, Elicura
15 de diciembre de 2012
Queridos
Hermanos y Hermanas,
Nos reunimos convocados por la pastoral
Mapuche para tener un encuentro de reflexión y oración. Nos reunimos en el memorial de los mártires
de Elicura para celebrar la eucaristía en que Carlos hará sus últimos votos
como jesuita.
Nos reunimos en este lugar que recoge y
la vida y la pasión, la lucha y el amor de tantas personas, misioneros, winkas
y mapuches, de cientos de años. Una
historia de amor que se hunde en las raíces, la tierra, los huesos, la vida y
la muerte de toda la humanidad, la del pueblo mapuche y la Compañía de Jesús,
la de cada uno de nosotros que nos reunimos para celebrar a un Dios que
acompaña a su pueblo como el buen pastor del Salmo.
Aquí, en este adviento que anuncia el
nacimiento de Jesús en medio nuestro, celebramos a un Dios que se acerca a cada
pueblo y a cada comunidad y la acompaña en sus necesidades y demandas, en sus
dolores y esperanzas, habla en su idioma, acoge su historia, se hace presente
bendiciendo su cultura. Celebramos la visita
de Dios en un lugar concreto donde la entrega de los jesuitas y del pueblo
Mapuche ha quedado profundamente integrada en la sangre derramada en este lugar
hace cuatrocientos años.
¿Qué significa para un jesuita
pronunciar sus últimos votos?
Probablemente muchos de ustedes serán testigos por primera vez de esta
ceremonia. Carlos ingresó a la Compañía
de Jesús hace 20 años y fue ordenado sacerdote hace 6. Sin embargo, los sacerdotes jesuitas, somos
finalmente admitidos plenamente en el cuerpo de la Compañía de Jesús una vez
que el joven se ha hecho hombre, cuando los kimche (sabios mayores) han
calibrado su sabiduría, y los norche (gente recta, honesta), han dado
testimonio de su rectitud; cuando ya pasado el tiempo de las pruebas, su
espíritu ha encontrado el equilibrio y su corazón se unifica en el servicio a
sus hermanos. Así vivieron nuestros
antepasados que en este mismo lugar derramaron su sangre.
Carlos está llamado a vivir así . Por eso, este es también el mejor lugar para
que Carlos pronuncie sus votos. Aquí se
reúne todo lo que él ama, lo que lo ha constituido sacerdote: su familia y sus
familias, la propia y la de muchos de ustedes que lo han adoptado y acogido
para que pueda aprender a caminar junto a ustedes; el camino de seguimiento de
Jesús en la Compañía de Jesús, su madre, su casa su hogar; y su caminar en
medio de las comunidades mapuche y las distintas comunidades de fe en las que
sirve como sacerdote. El hace sus votos
ante una Iglesia que está presente en la vida y en los rostros de cada uno de
ustedes.
El Dios que anuncia la felicidad de los
pobres, de los que tienen hambre y sed de justicia, de los perseguidos por
compartir la suerte de los marginados, invita a Carlos a sellar su compromiso
para hacer propio el camino de las bienaventuranzas. Carlos se entrega y Dios se entrega como lo
hace con cada uno de nosotros.
En este Memorial se reúnen nuestras
historias, la del Pueblo Mapuche, la de los chilenos, la de la Compañía de
Jesús, la de cada uno de nosotros. Es la
historia de una comunidad reunida, la de la Iglesia que derramó su sangre porque
estaba convencida de que sin justicia no hay paz; y que sin luchar por la
justicia no se puede anunciar verdaderamente el evangelio. Se juntan las historias en una sola historia,
la historia de Dios con nosotros, la historia de salvación de este territorio.
En este memorial, en este rewe (altar),
y sobre esta tierra Carlos se arrodillará. El Templo es la creación entera. Se arrodilla de donde nos viene la salvación,
desde abajo, desde la tierra con todas sus heridas y todas sus bendiciones. La tierra que grita por justicia en todos sus
hijos que ven que el fruto de ella no les toca o que no tienen la tierra para
vivir con dignidad. La tierra que es
madre tierra y que como hijo que se ha caído muchas veces lo recibe en su
regazo y le dice como nos vuelve a decir hoy a nosotros: Animo, ten fe, confía.
Carlos quiere que sus rodillas y todo su
ser se hunda en esta tierra, se hunda en el misterio pascual de Jesús que derrama
su sangre para dar vida, para que todos tengan vida.
Junto con Carlos nosotros también
queremos que nuestras rodillas se hundan en la tierra para comprometer el
corazón y la vida en favor de la paz y la justicia; queremos anunciar el
evangelio luchando por la justicia.
Vinculados a la tierra, con la certeza de que Dios acompaña nuestro
caminar y nos sostiene. Nos ponemos de
rodillas pidiendo que la vida que Dios nos ha regalado, la vida que ha echado
raíces en esta tierra, nos anime en la esperanza de que puede haber justicia y
paz para el pueblo mapuche y para todos.
Carlos hace sus votos con llellipun y
purrun, guiado por nuestros hermanos y hermanas mapuche para decir que su vida
y consagración no le pertenece y que debe hacer silencio y escuchar la melodía
del kultrun, la melodía de la vida de Dios en medio de nuestra realidad, en el
corazón de cada hermano y hermana que sufre.
Se consagra porque a lo largo de su
vida ha reconocido a un Dios que lo ha sostenido, que ha derramado su gracia en
el y ha hecho fecunda su vida. Consagra
su vida para colaborar con Dios en su misión, en lo que él ya está haciendo en
medio de nosotros. Al igual que a
nosotros lo conmueve y compromete la gratuidad del amor de Dios y lo urge la
necesidad de nuestros hermanos, en especial la de los más pobres, la de los
marginados y excluidos, la de los pequeños y los más alejados.
Que nuestra Señora nos ponga con su
Hijo para invitarnos una vez más a encontrar a Dios en todas las cosas buscando
en todo amar y servir.
A Dios vaya nuestra alabanza por los
siglos de los siglos.
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