domingo, 2 de diciembre de 2012

Informe sobre Encuentro Red para noticias Provincia de Centro América... por Ricardo


Mando este informe de la reunión que mandé ayer a las Noticias de la Provincia de Centro América. “Chicho” a quien le escribo es el Socio de nuestra Provincia.  Un abrazo, r

Chicho, siempre a última hora, pero unas letras sobre el Encuentro de la Red de Solidaridad y Apostolado con los Pueblos Indígenas de América Latina de la Compañía de Jesús que tuvimos en Tirúa, Chile, del 18 al 25 de noviembre, entre los Mapuches.

Difícil resumir lo vivido. Nos juntamos como 40 personas de 9 países de América Latina. Asistieron también Patxi Alvarez del Secretariado Justicia Social y Ecología de Roma; Alfredo Ferro, Delegado del Sector Social de la CPAL; Xavier Albó, Consultor del P. General para Relaciones Indígenas de América; Eugenio Valenzuela, Provincial de Chile; y Jerónimo Hernández (jXel), Coordinador de nuestra red. Pongo a estos cinco, porque su presencia denotó la opción fuerte de la Compañía al apostolado indígena. También hubo, tal vez mitad de los asistentes, laicos y laicas, indígenas y no indígenas, de diversos países, especialmente de Chile. De CA fuimos Vico, Manfredo y yo.
El tema fue la Autonomía de los Pueblos Originarios. Desde Panamá y Nicaragua, en nuestra Provincia, esto ha tenido más concreción. En Guatemala, presentamos la lucha de Totonicapán, como expresión de este sueño de autonomía, que más se ha plasmado, fuera de nuestra Provincia, en países como Bolivia. Albó nos regaló a algunos los dos tomos que ha escrito sobre el tema.
El lugar de la reunión fue un hotelito administrado por los Mapuches a orillas de un bellísimo lago llamado LLeu Lleu. Podíamos bañarnos, pero no enjabonarnos en el lago. Han prohibido también las lanchas de motor. A uno que no obedeció se la quemaron. Del otro lado del lago veíamos las laderas sembradas de pinos y eucaliptos de las empresas forestales que les han quitado sus tierras.
En la reunión tuvimos un tiempo para exponer las experiencias de autonomía indígena en los países. También dedicamos otro tiempo para elegir al coordinador de la red en vez de jXel, de la Arena México. jXel o Xel es el jesuita mexicano que trabaja en Chiapas, frontera con Petén, y siempre va descalzo. Elegimos a Pablo Castro sj, de Chile, iniciador del trabajo en Tirúa, apoyado por tres más que serían referentes de las regiones: Victoriano Castillo (Vico), por Mesoamérica (CA y México), Franz Bejarano (zona Andina) y Arisete…, una religiosa brasileña (zona Amazónica). El Provincial de Pablo estaba allí para respaldar nuestra elección y darle esa misión.
Me llamó la atención el gran respaldo que la Provincia Chilena le está dando a este apostolado. En Tirúa tiene a tres jesuitas jóvenes muy valiosos y dinámicos. De jesuitas viejos de mucho prestigio en la Provincia, como Juan Ochagavía y José Aldunate (93 años, ya ciego) y de jesuitas edad media, oi mucha simpatía a este trabajo. Tienen una cosa distinta de lo tradicional del trabajo indígena. Nosotros hemos siempre pensado que el que va a este apostolado que se entregue de por vida. Ellos, no. Mejor es que nos rotemos para que muchos pasen. Además, algo que va cambiando es que los que están insertos no estén desligados de otras obras de la Compañía. Que no pierdan la inserción, pero que incluyan en el apostolado indígena a gente que está, por ejemplo, en una universidad, estudiando este tema o incidiendo. Se mencionó, en general, no sólo para Chile, la importancia como reto para nosotros de “el indígena urbano”, ya sea disperso o concentrado en algunas barrios: la mitad de los Mapuches están en Santiago; en La Paz, Bolivia, la parroquia El Alto.
Creo que el vuelco de los jesuitas chilenos a este apostolado se debe a la relevancia que la resistencia de los Mapuches ha ido adquiriendo frente a la inversión (voraz) de las mineras, represas (electricidad para las minas), forestales, pesca, turismo, etc. Por ejemplo, la madrugada que llegamos a Tirúa a duras penas pasamos por un bloqueo de carreteras. Se estaba discutiendo la Ley de Pesca que dañaba a los pescadores artesanales. Tirúa es un poblado, mitad mapuche, mitad chileno (como dicen) a la orilla del mar.
Para terminar, porque si no nadie me lee, vimos en Tirúa el destrozo del sunami de hace dos años. Me traje de recuerdo un pedazo de ventana, un vidrio filudo como cuchillo que la máquina no detectó en el aeropuerto, para juntarlo a otro pedazo del aeropuerto de San Pedro Sula, recuerdo del Mitch, cuando el río rompió las grandes paredes transparentes. Tirúa está al lado del mar. A nuestros hermanos, después de muchas negociaciones, les permitieron por fin construir sobre un cerro. La gente desconfiaba de ellos. Entonces, se pararon viendo al mar y pensaron qué maravillosa vista tendremos. Pero el vecino que les dio el permiso les dijo que no, que construyeran mirando al pueblo que está abajo en la bahía. Una lección de la mirada que uno trae frente a la que se encuentra. Pienso que mirar al mar podía ser un escape en la belleza de la naturaleza de mirar al pueblo. Y así construyeron su casita sobre el cerro dando la espalda a la inmensidad de a saber quién…
Muchas gracias o como decimos aquí en Santa María, Maltiox chiwe.
Rfalla

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